“Había piedras negras en forma de verga de hombre, y un sexo de mujer pulido debajo. Y dichas piedras era vértebras situadas en sitios preciosos de la tierra.
Estas piedras dotadas de vida, al igual que las plantas o los animales lo están, con la vida que surge rítmicamente desde su interior. Y las piedras de Siria vivían, como milagros de la naturaleza, pues eran piedras lanzadas por el cielo. Los Betilos negros, o Piedras de Bel.
El cono negro de Emesa era un betilo que conservaba su fuego y se aprestaba a devorarlo, pues lo Betilos procedían del fuego. Eran como las chispas carbonizadas del fuego celeste. Y remontar su historia equivale a llegar hasta la génesis del mundo creado.”
Heliogábalo. 1934. Antonin Artaud.
• El origen automatista de los alminares y la interpretación del choque de las civilizaciones. Juan Ezequiel Morales. 1998. Texto publicado en catálogo de la exposición Betilos.
• Ver pinturas de la serie Betilos
Obra expuesta en 1998 y 1999
Galería Vegueta. Las Palmas de Gran Canaria.
Club Prensa Canaria. Las Palmas de Gran Canaria.
Círculo de Bellas Artes. Sta. Cruz de Tenerife.